Entierro de un funcionario en primavera (José María Zabalza, 1958)
Que el humor negro estaba en el aire de los platós a finales de los años cincuenta es evidente. Rafael Azcona publica en 1956 la novela Los muertos no se tocan, nene, que Marco Ferreri no consigue llevar a la pantalla por imperativo censorial; Buñuel ha rodado en México Ensayo de un crimen (1955); los hermanos Ozores ponen en pie una productora familiar para rodar la comedia con difunto Las dos y media… y veneno (1959) mientras de nuevo al otro lado del Atlántico, Rogelio A. González dirige con guión de Luis Alcoriza se rueda El esqueleto de la señora Morales (1959)… Pedro L. Ramírez filma ¿Dónde pongo este muerto? (1962), con Gila, uno de los maestros del humor negro, como protagonista. Manuel Summers, que ya ha rodado en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas prácticas como El muertín (1958) y El viejecito (1959), crea en su segundo largometraje una de las obras maestras del género: La niña de luto (1964). Para entonces ya Azcona de la mano de Ferreri y de Berlanga ha puesto el género patas arriba y ha demostrado que da mucho más de sí que la mera sátira de la hipocresía social y los chascarrillos a costa de los cadáveres recalcitrantes.
José María Zabalza, alumno del Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, había rodado como práctica de fin de estudios en 1954 una peliculita de unos veinte minutos titulada Entierro de un funcionario en primavera, en la que ponía en solfa las pompas de las pompas fúnebres. Cuatro años más tarde, cuando va a abordar su segundo proyecto como director profesional, decide ampliar aquel cortometraje, añadirle varias tramas secundarias y de este modo surge el largometraje Entierro de un funcionario en primavera. Es el fin de Haz Films. Los informes sobre el guión presentado a censura previa no pueden ser menos alentadores.
El proyecto original contempla un elenco encabezado por Fernando Fernán-Gómez y/o José Luis Ozores en los roles encomendados finalmente a Tony Leblanc y Fernando Delgado. El papel del plañidero profesional que acabaría haciendo Félix Fernández estaba concebido para Gila, y Luis Sánchez Polack “Tip” y José Luis Portillo “Top” debían interpretarse a sí mismos. El presupuesto –quimérico para las posibilidades de financiación de la modesta productora de Zabalza- es de 3.593.957. El Servicio de Ordenación Económica de la Cinematografía, dependiente del ministerio de Industria y competente en materia de costes, reduce la valoración a dos millones mondos y lirondos. Va a dar igual. Esta estimación oficial sirve para ajustar los porcentajes de protección económica que percibirá el productor una vez clasificada la película en la Dirección General de Cinematografía, pero la Tercera categoría que se le otorga por unanimidad a Entierro de un funcionario en primavera la excluye de cualquier tipo de ayuda.
El informe de uno de los vocales eclesiásticos de la Junta de Clasificación y Censura, el reverendo Andrés Avelino Esteban resume: “¡Qué horror!”. Luego, matiza:
Nunca he visto nada comparable a esta película española… Ni tiene gracia, ni interés, ni arte, ni valor alguno cinematográfico… Ni siquiera es realista. [AGA-36/4775.]
La verdad es que la preocupación por la relación entre la sociedad española y el cine, tan apegada a los postulados de las Conversaciones de Salamanca, no deja de resultar sorprendente viniendo de quien viene. Por su parte, el padre Manuel Villares pide la prohibición total de la película. De hecho, el baldón de la Tercera categoría veda su estreno en locales de Madrid y Barcelona. Además, se califica para mayores y se ordena el corte de una frase en el rollo 7 en el que el guardia de la circulación hace un chiste sobre las calles que llevan nombres de héroes militares.
Lógicamente, Haz Films recurre la clasificación, aunque sin demasiada convicción puesto que ni realiza modificaciones sustanciales en la copia ni proporciona una argumentación convincente en su defensa. Los vocales de la Junta se sienten molestos por la petición de revisión y se ratifican en su primera valoración. La sentencia de muerte de Haz Films queda sellada el 21 de noviembre de 1958.
Entierro de un funcionario en primavera llegará a las pantallas madrileñas en 1960, en programa doble en el periférico y humilde cine Alcántara. Nos obstante, Miguel Pérez Ferrero “Donald” le dedica una breve reseña en ABC:
No somos muy partidarios del humor macabro, pero éste puede encontrar su justificación si es por lo menos humor. Y aquí lo que se brinda es infrahumor, en una trama que es un galimatías, en la que las inanidades reiteradas se señalan. [ABC, 27 de enero de 1960.]
Elocuente epitafio para la película más personal de José María Zabalza.